Nuestra CEO, Rita Gasalla, vuelve a hablar con Hola.com para explicar todo lo que puede conseguir la neuroarquitectura aplicada a los dormitorios infantiles y juveniles.
La neuroarquitectura aplicada al dormitorio de los hijos puede conseguir salud, bienestar y muchos beneficios, evitando el estrés. Todos sabemos que la plasticidad cerebral es mayor durante la infancia, porque los niños están en pleno desarrollo, experimentando cambios y aprendizajes continuos.
Durante estos años de la infancia se desarrollan neuronas y conexiones que facilitan la relación del niño con el entorno y su aprendizaje. “Por eso es tan importante la estimulación temprana y las experiencias positivas en estas etapas iniciales del desarrollo, y por eso cobran especial relevancia los espacios en los que juegan, descansan y estudian nuestros hijos”, detalla Rita Gasalla, arquitecta especialista en arquitectura saludable y neuroarquitectura, CEO de Galöw Arquitectura Saludable y la experta consultada para este reportaje.
Hay que señalar que si, por el contrario, el espacio en el que viven les genera estrés, ansiedad o problemas de sueño, el desarrollo de los niños se ve afectado negativamente, incluso se pueden presentar trastornos emocionales, de conducta o déficits cognitivos (el espacio y los químicos a los que están expuestos pueden tener relación con ello).
Según la teoría de recuperación del estrés de Roger Ulrich, profesor de arquitectura paisajística y urbanismo de la Universidad de Texas (Estados Unidos), el estrés se encuentra muy asociado a los espacios físicos y esto tiene mucho que ver con el proceso evolutivo de la raza humana. El ambiente totalmente apacible de la imagen es un dormitorio infantil con muebles de Banak, entre los que destaca la cama en forma de casita ‘Haus’.