La reciente crisis sanitaria ha supuesto un cambio de paradigma.
Necesitamos que los espacios de trabajo que cuiden de nuestra salud y que empleados, clientes y proveedores estén tranquilos y concentrados, necesitamos oficinas que generen confianza, mejoren el rendimiento, los estados de ánimo y que potencien nuestras capacidades cognitivas.
Nuevos criterios de las empresas la elección de los inmuebles. Los inmuebles saludables se convertirán en una palanca para ser más competitivos y alcanzar la excelencia empresarial. La prioridad es que las infraestructuras ofrezcan un espacio más saludable para atraer y fidelizar el talento y a los clientes, y comprometer a las personas con las organizaciones.
Un inmueble sólo puede ser considerado de calidad si es saludable para sus ocupantes.
Avanzamos hacia la hibridación de lo presencial con el metaverso. Más espacios para videoconferencias y telepresencia. Espacios de uso individual o colectivo se van incorporado a las oficinas como herramientas para mejorar eficiencia y la experiencia de empleado.
Modelos de trabajo híbrido, con trabajo presencial y en remoto. La densidad de las oficinas fluctúa, dependiendo del nivel de trabajo en remoto de los empleados. Las oficinas han de poder adaptarse a las necesidades cambiantes.
Densidad y uso de espacios comunes. La flexibilidad y adaptabilidad de uso de las zonas comunes, facilita diversas formas de trabajo en equipo y potencia el desarrollo de la inteligencia colectiva en las compañías.
Nueva definición de calidad de las instalaciones, más allá de la eficiencia energética o la sostenibilidad. Las instalaciones de los edificios han de ser también saludables.
Además, va cobrando fuerza la tendencia de los espacios residenciales compartidos, el coliving, dotados de espacios de trabajo en los que hay que asegurar que sean de arquitectura saludable, para que no se resienta la salud ni la productividad de las personas.